6.2.1.- Elaboración de un plan de mejora

Contextualización de la necesidad y utilidad de la propuesta de mejora. No todas las propuestas de mejora funcionan de la misma manera ni afectan por igual a todos los centros. Es preciso que los proyectos de cambio tengan en cuenta la situación propia de cada centro y las características del alumnado que escolariza a la hora de plantearse propuestas de cambio viables y realistas.

Para alcanzar el mayor consenso posible del profesorado con la propuesta de innovación y para que este sector de la comunidad educativa se sienta interesado en participar en una propuesta de mejora se tienen que dar tres condiciones:

1º) Tienen que percibir que el cambio realmente es necesario.

2º) Debe existir suficiente claridad en su presentación y en sus implicaciones. Los proyectos demasiado vagos e imprecisos suelen ser rechazados al considerarse que son incapaces de dirigir los cambios y de resolver los problemas que se plantean.

3º) La valoración que realiza el profesorado sobre el coste/beneficio personal del cambio propuesto debe ser positiva.

Mejora del aprendizaje en el aula. Los cambios que se promuevan en la organización y en la cultura del centro, o en el currículo, o en las relaciones entre el profesorado deben tener como finalidad última mejorar el aprendizaje del alumnado. Por muy nobles y sofisticadas que sean las propuestas de mejora se convertirán en nada si no se trasladan a la práctica efectiva en el aula.

Ámbito de mejora. Es decir, los niveles de concreción hacia donde se orienta la propuesta de mejora: la estructura organizativa del centro, el funcionamiento de equipos docentes y departamentos o la práctica en el aula. Cuanto más globales y profundos sean los objetivos que se buscan, mayor esfuerzo, participación y tiempo se exige para conseguirlos.

Respecto a la estructura organizativa conviene distinguirla de lo que se denomina cultura de centro. La estructura de un centro se refiere principalmente al sistema organizativo, a los procesos para adoptar decisiones, al tipo de participación establecido en el centro así como a los papeles que desempeñan los distintos agentes educativos. Mientras que la cultura es más bien las creencias y convicciones básicas que mantiene el profesorado y la comunidad educativa en relación con la enseñanza, el aprendizaje del alumnado y el funcionamiento del centro. La cultura también incluye las relaciones que se establecen en el centro, las normas que afectan a la comunidad educativa y a los procesos de enseñanza y aprendizaje, los sistemas de comunicación y el tipo de colaboración que se produce entre el profesorado.

De acuerdo con este aspecto las propuestas de mejora pueden tener un mayor o menor alcance. Aunque los cambios en la estructura organizativa de centro (primer de nivel de concreción) pretenden conseguir modificaciones en los equipos y departamentos (segundo nivel de concreción) y en las aulas (tercer nivel de concreción), no siempre se consigue. Suele existir, además, una percepción generalizada en distintos sectores de la comunidad educativa de que más bien los cambios que solo se quedan en el primer nivel tienen serias dificultades para incidir tanto en las programaciones como en las prácticas que se desarrollan en el aula.

Implicación del profesorado y trabajo en equipo. La mayoría de las innovaciones suponen la participación de un grupo de profesores y profesoras. Estas propuestas son las que tienen más posibilidades de incorporarse al funcionamiento del centro escolar y propiciar cambios en su organización, frente a aquellas otras iniciadas y desarrolladas por un o una docente en su clase. El trabajo en equipo supone, además, la experiencia de compartir iniciativas y de abordar conjuntamente los problemas, lo que otorga mayor riqueza y estabilidad a los proyectos.

Previsión de una evaluación de resultados. Los cambios promovidos por las propuestas de mejora necesitan ser evaluados y sus resultados conocidos y discutidos. La evaluación de la implementación de la propuesta de mejora debe orientarse principalmente a conocer qué resultados se han obtenido, cuáles han sido las causas del mayor o menor éxito y qué efectos se han producido en la cultura del centro.

Los resultados se refieren a los objetivos establecidos. Es preciso conocer si se han alcanzado todos o solo algunos y cuál ha sido su amplitud. El análisis de las causas de los resultados es más relevante. Se trata de reflexionar sobre qué ha funcionado bien y qué ha funcionado mal en relación con las prioridades establecidas, las estrategias elegidas, las soluciones planteadas ante los problemas y las respuestas organizativas formuladas.

Esta evaluación debe ser participativa y sus conclusiones tienen que recoger de forma equilibrada las opiniones, a veces discrepantes, de los que han contribuido al desarrollo de la propuesta de mejora. Asimismo, esta evaluación final no es fin del proceso sino la última etapa de un ciclo que abre uno nuevo para el próximo curso. Si el Plan de Centro ha funcionado con normalidad, la actualización del Plan se realizará en condiciones muy superiores debido a la mayor experiencia, seguridad y confianza de todos los que han participado en desarrollo del mismo.