5.- La evaluación de procesos

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 Evaluar. Imagen de Mariano Real
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En los centros de secundaria, el departamento de Formación, Evaluación e Innovación Educativa tiene entre sus funciones la evaluación. Ya se ponen en manos de este departamento determinadas herramientas con las que acometer esta función. Entre ellas se encuentran las pruebas de evaluación de diagnóstico y los indicadores de evaluación homologados por la AGAEVE.

Pero además, cada centro, por sus características, programas que desarrolle, problemática, planes, etc. debe evaluar cada uno de ellos. Ya algunos indicadores de los homologados por la AGAEVE pueden ayudarnos en este sentido, pero para otros debe ser el propio centro y, concretamente el departamento de FEIE el que proceda a esa evaluación. Para ello deberá acordar la evalaución que se va a realizar, cómo se va a realizar, estableciendo los indicadores para la misma, y la rúbrica o modelo de rúbrica que va a utilizar.

Con todo lo anterior, cada centro tendrá como indicadores de evaluación el conjunto formado por los indicadores de evaluación homologados por la AGAEVE y los indicadores de evaluación añadidos por el departamento de Formación, Evaluación e Innovación Educativa.


Cuando evaluamos, lo hacemos para reconocer en qué situación nos encontramos en el proceso de consecución de los propósitos u objetivos que hemos asumido, así como las características de dicho proceso y sus resultados. La evaluación nos permite principalmente crecer y mejorar; se expresa con una valoración numérica y/o un juicio cualitativo, con el cual guarda relación.
En educación evaluamos la gestión educativa, sea esta institucional y/o pedagógica, para reconocer la pertinencia, la eficiencia y la eficacia de nuestras acciones, planes o procesos, con miras a determinar el nivel de logros alcanzados por los diferentes actores del proceso educativo y de manera especial el de los y las estudiantes, en sus diferentes niveles y modalidades, sus capacidades como seres personales y sociales, razón fundamental del Sistema Educativo.
En la evaluación, el Centro Educativo debe valorarse, señalando el grado de desarrollo o de consecución de objetivos que estima ha alcanzado, según los indicadores de evalaución establecidos.
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En los siguientes enlaces podéis encontrar una interesante entrevista con el Prof. Pedro Ravela docente e investigador especializado en temas de evaluación educativa. Desde 2007 dirige el Instituto de Evaluación Educativa en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Católica. En Uruguay trabajó durante doce años en la Administración Nacional de Educación Pública de Uruguay, donde fue Director de Evaluación, del Proyecto MECAEP y el primer Coordinador Nacional de Uruguay de las pruebas PISA. Los enlaces son los siguientes:

1.- Diálogos sobre Educación: La importancia de la evaluación en Educación. Parte 1

2.- Diálogos sobre Educación: La importancia de la evaluación en Educación. Parte 2


Los proyectos de Centro son, más que los documentos, los procesos por los que se explicitan, consensuan y determinan las líneas propias de acción que van a guiar de modo compartido la acción educativa de un centro escolar, que -luego- pueden plasmarse en determinados documentos. Justo por ello no conviene confundir el proceso con el producto.

La evaluación de los Proyectos de Centro se puede hacer, de acuerdo con un enfoque de fidelidad y con la visión gerencialista de la planificación de los Proyectos de centro extendida por la administración, analizando si cumple los formatos (con los correspondientes apartados y dimensiones a contemplar o “rellenar” en cada uno) de las prescripciones oficiales. Este tipo de evaluación, practicada habitualmente por la Inspección educativa, no lleva lejos, ni conduce a nada. La evaluación no puede limitarse a comprobar si el documento elaborado responde adecuadamente a los requerimientos administrativos exigidos.

Pero si de lo que se trata es de tender a hacer del centro un proyecto de acción conjunto, los documentos deben ser expresión de procesos anteriores que están en la base de la vertebración, continuidad y coherencia que deba tener la educación en un Centro. Desde esta segunda perspectiva de desarrollo, por la que aquí abogamos, ya no se juzga el desarrollo curricular a la luz de la fidelidad a los objetivos propuestos, sino en la medida que responda mejor al contexto en que se desenvuelve la acción educativa. Se trata, entonces, de ver cómo el centro ha planificado su desarrollo, fruto del autodiagnóstico de su situación e identificación de problemas o necesidades, así como de las capacidades y condiciones internas para iniciar un proceso de mejora.

Más relevante que evaluar el proyecto como documento, se valoran los tiempos y espacios para autorrevisar lo que se va haciendo y consensuar las acciones a tomar, de modo que estimule momentos para la formación/innovación de los propios agentes. La participación de los implicados en el proceso de elaboración, al compartir percepciones, problemas y necesidades, asegura que pueda ser asumido en su desarrollo práctico. La evaluación, por eso, debe dirigirse tanto al proceso (participación e implicación) de cómo se ha elaborado, así como al grado de incidencia en la práctica educativa.

Los principales ámbitos de decisión curricular (y, por tanto, de evaluación ) son para los Departamentos y Ciclos:
 
 Revisión. Imagen de Mariano Real
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1.- Las intencionalidades educativas
2.- Los contenidos de la enseñanza, su estructuración y articulación
3.- Dimensión didáctica: Interacciones de clase, medios, recursos y actividades que se proporcionan a los alumnos
4.- Dimensión evaluativa de los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Además, de las decisiones a nivel de centro:
5.- Las medidas a tomar para atender debidamente la diversidad.
6.- El plan de acción tutorial y orientación educativa.
7.- Más ampliamente– la oferta educativa (materias optativas, itinerarios, módulos, y actividades culturales) del Instituto.

Y por otra parte cabe tomar decisiones sobre:
8.- Organización del centro.
9.- Agrupamientos.
10.- Compensatoria.
11.- Etc.

Entendemos la evaluación en el centro como un proceso iniciado en el centro escolar, llevado a cabo por el profesorado del centro, con el propósito de encontrar respuestas a problemas del centro, y no a cuestiones planteadas por agentes o instancias externas. Una evalaución del propio centro y de sus planes, programas y proyectos, como desarrollo del centro, se orienta y cifra más en el diagnóstico de la situación del centro e identificación de necesidades que en una fase final del proceso, cuando éste propiamente no tiene un punto final.

En lugar de que los profesores y otros agentes educativos asuman un papel pasivo y de obediencia a las fichas, entrevistas y otros procedimientos evaluadores externos, para después aceptar los informes que se les hacen llegar, en que se detectan deficiencias y se proponen posibles mejoras; la evaluación de los centros ha llegado a constituirse en una buena alternativa para una evaluación formativa orientada a la mejora. Es una oportunidad para reconstruir sus modos de ver lo que está ocurriendo en el centro educativo y poder plantear medidas y valorar el desarrollo de los proyectos o planes que esté desarrollando.
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 Piezas de la evalaución. Imagen de Mariano Real
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La evaluación de los centros deberá conjuntar una dimensión orientada a un diagnóstico de resultados, no sólo académicos o de adquisición de competencias, sino de puesta en marcha de proyectos y planes, con el propósito de que –a su vez– pueda servir para promover procesos de mejora interna. Por eso, las consecuencias de un proceso de evaluación, bien situado y realizado, son -en primer lugar- la mejora; en segundo, rendir cuentas de la labor desarrollada y objetivos alcanzados en los distintos procesos. Una evaluación debe ser constructiva y útil. Otras consecuencias colaterales, no por ello menos relevantes, son: contribuir a generar una cultura de evaluación tanto en los modos y procesos de llevarla a cabo como en ir asumiendo la responsabilidad de los resultados y cambios que deberían producirse en los distintos planes o programas, orientada a la mejora interna es un medio para capacitar al propio centro para hacer sus opciones de mejora, construyendo condiciones y procesos que permitan innovar y ser expresión de su autonomía.

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