1.- La evaluación

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Los interrogantes que nos proponemos responder en este módulo son los siguientes:
¿qué es la evaluación?, ¿qué tipos o formas de evaluación existen? ¿cuáles son las funciones de la evaluación?

Para ir adentrándonos en el objetivo de este módulo, definir el término, habría que señalar que un problema de evaluación es coger o no el paraguas por la mañana cuando vemos que el día amenaza lluvia; un problema de evaluación es decidir qué coche es el más acorde con las necesidades y el presupuesto familiar; un problema de evaluación es decidir el camino más adecuado para llegar a un determinado punto, y si lo es en las condiciones y con los medios de los que disponemos.

Ahora bien, también tenemos un problema de evaluación cuando queremos comprender por qué una determinada persona tomó la decisión que tomó y no otra. Es decir, nos enfrentamos a un problema de evaluación, no porque tengamos que decidir directamente sobre la necesidad de hacer algo, sino porque tengamos necesidad de comprender algo. En esta segunda situación nos podemos encontrar cuando nos preguntamos sobre las razones que llevaron a elegir una ruta que pasa por un parque natural para hacer una carretera, o cuando necesitamos comprender por qué una familia que no dispone de medios económicos suficientes ha decidido comprar uno de los televisores más caros del mercado, etc.

En cierto modo, en esta segunda situación también existe un problema de elección, pero en este caso se trata de elegir entre los significados posibles de la acción, para quedarse con el que resulta más adecuado.

Así pues, en la medida en que una decisión depende de la elección entre alternativas diversas, tenemos un problema de evaluación. Esta forma de plantear el problema de la evaluación resulta especialmente útil para aproximarnos a muchos ámbitos de la actividad humana, incluida la acción social.

Todavía podríamos reconocer una tercera situación en la que nos veríamos enfrentados a un problema de evaluación: cuando tengamos que determinar si un objeto o acción satisfacen las esperanzas que depositamos en ella. Cuando tomamos un medicamento y resulta que no termina de curar los síntomas que nos llevaron al médico, estamos evaluando el producto. Cuando adquirimos un ordenador con una enorme capacidad de memoria, con una gran cantidad de periféricos, y terminamos por usarlo sólo para que los niños jueguen con él, entonces podemos preguntarnos si hicimos bien en comprar ese ordenador, estamos, por tanto, ante un problema de evaluación. En este caso se enmarcaría la evaluación de los procesos que se desarrollan en los centros educativos, siendo la evalaución la respuesta a una pregunta muy simple ¿Está el proceso o el proyecto sirviendo para alcanzar los objetivos que indica que se propone obtener?

En definitiva, sea en estas o en otras situaciones, allí donde hay un problema de decisión hay siempre un problema de evaluación. De modo que, en resumidas cuentas, podemos afirmar lo siguiente: cuando una persona se enfrenta con una situación ante la que se ve obligada a elegir, tiene que resolver un problema de evaluación.

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